La cosecha ha dado grandes syrah, tintos con una expresión "rodaniana" de la cepa, con mucho tocino, con mucha carne, mucha fruta negra. Pero ojo que con aire, este comienza a mostrar una cara mucho más cristalina, de frutas rojas. Como si de pronto las influencias del mar (a unos 11 kilómetros) se manifestaran en la forma más cristalina posible. Una muestra de terruño, una muestra de lugar.
Muestra un profundo color rojo púrpura con brillos azulados. En nariz despliega aromas a pimienta negra, incienso, arándanos, cereza ácida, eneldo y algunas delicadas notas florales que recuerdan a violetas. Simultáneamente, en boca presenta notas a frutas rojas y negras frescas, realzadas por notas especiadas y balsámicas que le entregan complejidad al vino. Un vino lineal, largo y profundo con una refrescante acidez que le entrega nervio, de textura suave con taninos tizosos.