Este vino es una selección de distintos cuarteles, la mayor parte plantados hace unos 20 años. Son suelos profundos, ricos en arcillas y limos que tienen la suficiente retención de agua para saciar la sed del carménère, una cepa que necesita mucha agua para madurar y no deshidratarse en el intento. Aquí hay un vino sutil en taninos, goloso en sabores a frutas rojas bien maduras, intensas, pero sin perder esa deliciosa cremosidad.
Fiel exponente del Carménère de Peumo. Destaca su color rojo rubí, denso y profundo, las notas a frutos rojos, cassis que se complementan con aromas a tabaco, chocolate, y roble. Vino concentrado y suave, de textura sedosa y finos taninos, posee un equilibrio perfecto entre barrica y fruta.
Un vino para acompañar platos como una pierna asada al romero, aves de caza, quesos maduros y ratatouille. Servir entre 16 y 18 grados
