Este vino proviene de viñedos plantados en 2013 en la zona de Quilín, en el Alto Maipo. Esta es la tercera cosecha de esos jóvenes viñedos y es más que auspiciosa. Con un 88% de cabernet sauvignon, 7% de petit verdot y el resto de cabernet franc, el mix es un perfecto ejemplo de los vinos de la zona, los aromas a hierbas y tierra; los tonos especiados y las frutas rojas en un cuerpo medio, de taninos muy definidos, punzantes y firmes.
De color rubí profundo e intenso con matices violáceos. Elegante y expresivo al mismo tiempo, la nariz aporta notas mentoladas clásicas sobre aromas frutales como cerezas, grosellas negras y frambuesas confitadas. Luego se elevan los tonos cárnicos y notas pedregosas, todas empaquetadas en una identidad balsámica. De boca llena y amplia, perfectamente equilibrada con buena frescura, taninos finos y vivaces que dan energía a su textura. El final es profundo, con sabores que recuerdan frutos rojos mentolados, tonos grafito y sutiles especias orientales.