Una cara madura y oxidativa del cabernet, este huele a frutas maduras y a frutos secos en un cuerpo que no ha perdido sus taninos, que siguen siendo firmes y punzantes, enmarcados en frutas dulces, casi confitadas. Un estilo evolucionado de cabernet.
De color rubí, aromas a cerezas negra, frambuesa, y cacao. Tiene una boca voluminosa con taninos suaves. Final fresco y largo.
Se recomienda beber entre 16 y 18 grados, marida bien con guisos de carne roja, legumbres, chocolate negro y quesos maduros.