Esta es una selección de viñedos, un total de cinco hectáreas, plantados hacia la primera mitad de los 90 en la precordillera de los Andes, junto al embalse Colbún, una gran masa de agua que, junto a la fuerte influencia de la cordillera, hace de este lugar una zona fría. Eso se siente en el estilo de los vinos de la casa, en especial en sus sauvignon, que en este caso se determinan por una acidez férrea, intensa, filosa. Los aromas son herbales y cítricos, sin la intensidad aromática de otros lugares costeros chilenos (donde es común el sauvignon), pero sí con una gran intensidad y estructura. Este es un jugo de limas convertido en vino, un blanco de montaña, los suelos volcánicos, noches muy frías. No se podría obtener un vino que no fuera como este.
De acidez muy pronunciada y notas limosas en nariz, además flores blancas que se complementan a la perfección con la expresiva boca. Acompaña muy bien ostras, ceviches y algunos quesos maduros.