Hay mucho de Marchigüe en este sangiovese, al menos en lo que respecta a la tensión de los taninos, que crean esos suelos de granito en esa zona al occidente del Valle de Colchagua. Este vino tiene una encantadora austeridad asociada a esa textura. Los sabores son jugosos, ricos en frutas rojas, si bien son secos; no hay dulzor aquí, solo esa sensación tensa que impone la acidez y hace salivar. Este sangiovese es parte de las variedades italianas que, desde 2015, Estampa planta o injerta en Marchigüe.
Estampa ha ido progresivamente explorando la diversidad del Valle de Colchagua. La empresa nace el año 2003 en Palmilla, en la mitad del valle, donde tienen su bodega y primeros viñedos. En 2004 desarrollan un campo en Marchigüe, en la parte oeste de Colchagua. Y en 2009 llegan a Paredones, a tan solo ocho kilómetros del mar.
