El montepulciano es otro miembro de la colección de variedades italianas que Estampa comenzó a plantar en 2004 en Colchagua. Este montepulciano es difícil de reconocer. No está ese lado verde de muchos ejemplos italianos y, sobre todo, no tiene los taninos fieros que se suelen asociar a la uva. La acidez, sin embargo, está aquí, para refrescar todo y darle aún más vida a la fruta en un vino generoso. Este viene de los suelos de granito de Marchigüe y fue criado en barricas de segundo uso por un año.
De color rojo cereza intenso, con matices violáceas. En nariz presenta aroma a frutos negros frescos, como la ciruela, también especias y tabaco.
Se recomienda maridar con pastas con salsas en base a carne, y cortes de carne de grasitud media.