La primera versión de este vino fue en 2011, siempre de viñedos viejos, y a partir de 2020, cien por cien de viñedos propios, plantados en 1975 en la zona de Guarilihue, en el Valle de Itata. Fermentado en viejísimas tinajas de greda, 93% de racimo despalillado, y criado en esas tinajas por ocho meses.
Aunque tiene 80 años de historia, De Martino es una bodega fundamental para entender el presente de los vinos de Chile. Entre las razones están el haber realizado una gran exploración de terruños a lo largo del país, una búsqueda que ha iniciado movimientos, como el renacer del Valle de Itata, y particularmente el haber tomado en 2011 la decisión de prescindir de todos los estandarizadores en la elaboración: madera nueva, sobremadurez, levaduras, enzimas. Un camino que muchas bodegas luego siguieron.