En una cosecha cálida, este frutal carménère tiene notas a especias y hierbas que acompañan esos sabores frutales y jugosos en un cuerpo mediano a ligero, con taninos suaves y un final agradablemente fresco y herbal. Uno de esos nuevos carménère chilenos que no temen de las notas herbales de la cepa, este viene de Pumanque, de viñedos propios plantados sobre suelos de granito a unos 34 kilómetros del océano Pacífico.
Marco Puyó comenzó a plantar su viñedo en la zona de Pumanque, al oeste de Colchagua, en 2005, mientras era el enólogo de Los Vascos. Y aunque las uvas siempre estuvieron destinadas a la venta a terceros, Puyó comenzó a vinificar parte de la fruta en 2009 para un proyecto que solo fue experimental durante la primera década, buscando ver el potencial del viñedo de 40 hectáreas a unos 35 kilómetros del océano Pacífico. Tras su paso por Los Vascos, Puyó se convirtió en el enólogo jefe del Grupo San Pedro y su proyecto personal quedó en suspenso hasta agosto de 2018, cuando dejó San Pedro para dedicarse a esta bodega.
