Un viñedo en la cima de un monte, de suelos de granitos y arcillas, es de donde viene este vino. Con unos ocho gramos de azúcar, para compensar su gran acidez, este ofrece un lado frutal y jugoso, simple y directo de la cepa. Tiene buen cuerpo, buena profundidad de sabores, pero a la vez es refrescante y crujiente.
Posee notas a manzanilla verde, clementinas, melocotón, confituras y crema de miel. De un paladar sedoso con un gran volumen y acidez refrescante, la cual deja la boca salivar. Un vino que invita a servirse otra copa.
Se recomienda servir de aperitivo, con algún Camembert horneado más miel y nueces, o alguna charcutería salada tipo Coppa.
