Un chardonnay dominado por los aromas herbales que nos recuerdan a la montaña desde donde viene -en la zona de Alto Cachapoal, a casi mil metros de altura-, tiene seis meses de crianza en las lías en acero, sin paso por madera.
De color amarillo pajizo con reflejos verdosos. Nariz con aromas a frutas frescas tropicales como mango y piña, con un toque de flores blancas y miel. En boca es fresco, frutal con buen volumen y rica acidez que añade una sensación jugosa. Larga persistencia con retrogusto floral y gran equilibrio final. Un chardonnay fresco, potente y vibrante.
Marida bien con ostiones a la parmesana o ceviche. Apreciar entre 7° y 9°.
